Levanto mis manos
Pidiendo las tuyas
Pero eres ajena, enajenada
Sigo tus pasos, pero te alejas
Regalo versos como flores
Pero recibo el veneno de tu mirada amarga
Por eso busco ángeles
Lejos de tu infierno, ajena enajenada.
David Alberto Campos V, Umbra et Imago, 2007
domingo, 1 de junio de 2008
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