domingo, 1 de junio de 2008

XXII

Llegará el día
Una terrible batalla
Se alistan centellas centauros
Fulguran elefantes volcánicos carrozas infernales
Llueve silicio y plomo
Se respira azufre, locura
Barrotes y cascadas de alacranes
Llegará el día
Volverá la Amenaza
¿Y dónde están los héroes?
Ya no están: los han asesinado
¿Y dónde brilla la esperanza?
No sabrán, pues no sueñan,
Sólo duermen con medicamentos
¿Y dónde triunfa el Bien?
Aquí no, responderán
Aquellos que alguna vez lo vieron...

Pero nunca es tarde
Podemos variar las cosas los casos
Podemos aprender, modificar, crear
Podemos ser menos bestias, más humanos.

Hasta el Apocalipsis admite una revancha
Y la victoria final será de la Justicia

Oh hermanos, hermanos tan queridos,
Recogeré vuestros cuerpos polvorientos
Lloraré con vuestras calaveras
Oh padre oh madre iré a la tumba
Buscando vuestro rostro eternamente

Pero la Vida admite los vaivenes
Y sabe dar cuando más quita:
Ahora, Ayer, Mañana

Caigo y me levanto
Con miopía con cataratas
La misma mirada anhelante
El deseo la fe la extraña fuerza
Por siempre joven pese a los zarpazos
Que la enfermedad y el Tiempo prodigan
A los hijos de Abel a los poetas

Y miro atrás: esas playas esos bosques
El desierto el mar la montaña
Lenguas amigos travesías
Cada infame momento es un tesoro

Mientras tanto, los dragones de acero escupen
Sobre el mismo mármol en el que Sócrates habló
Y la temperatura asciende hasta dorar la misma nieve

Pero aún podemos
Virar el manubrio girar la mira
Corregir este camino violento escabroso

Y pienso me falta el aire
Pero me sobran ganas
Y al final triunfará la resistencia.
Rugidos explosiones
Se silencian humanos
Y qué haces, qué haces espectador
Gozando en el triste circo
Mientras arden las caricias los libros
Cofres llenos de sapiencia
Y pasivo asistes
A tu propio final.


David Alberto Campos V, Umbra et Imago, 2007

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