domingo, 1 de junio de 2008

XIV

Divaga la mente
Y duda, duda, se acerca al abismo
Resulta que no, no es más pura la cascada
No es mayor el tañido de la campana solitaria
Ni más grande el afán de la viuda
El abierto silencio del reloj de las sombras
Como la noche, nos apresa
Deseamos, presentimos
Y somos más que máquinas divinas
Aunque alienado sea nuestro vuelo
Así, epífora y epilepsia
Llanto, danza, un vaivén como la horca
El otro lado del espejo
La única certeza
El trocito de tranquilidad:
Una luz en la escalera agónica
Donde convergen mar y musa
Planeamos, nos reímos del precipicio
Creemos sin saber si existe
La anhelada redención de los arcángeles
Así, orpopel laguna ruina
Palacio jadeo y canoa
Vamos, nos vamos
Nos vemos
Al final, como al principio.

David Alberto Campos V, Umbra et Imago, 2007

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