domingo, 1 de junio de 2008

X

La Virgen rasga sus vestiduras:
Han traspasado a su hijo los dardos vengadores,
Han ahogado a su padre las pérfidas aguas de la traición,
Han robado a sus hermanos, han aplastado a sus amigos,
Ella misma es un manojo de sangre, de ilusiones apagadas
Por eso, a la medianoche,
La Virgen llora, y sus lágrimas decoran los vitrales
De las anchas, puntiagudas catedrales
Y el Amor es esquivo en este mundo de metales homicidas
De silencios, de tinieblas
Sacerdote de las Letras
O simple, ansioso monaguillo
Presencio su dolor
Es decir, el mío
Una música sacra hasta el altar se eleva
Presa de la densa melodía,
Busco al incógnito intérprete...
Pero no hay nadie, y en el órgano
Descansan serpientes y murciélagos
La Virgen empieza a derretirse
Y su carne es carne chamuscada
Su sangre es sangre hirviendo
Pero ella es noble, y su mirada es belleza profunda
Afuera hay disparos, patadas, azotes
Edificios cimentados en la esclavitud de muchos
Naciones enteras en hambruna
Cubro mi cabeza de ceniza, de humildad, de barro
Y rezo y lloro junto a ella.

David Alberto Campos V, Umbra et Imago, 2007

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